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Históricamente las personas menores de edad han sido vetadas de la asignación de derechos, ya que éstos se han ido concediendo de manera elitista, según el género, la raza, la edad o la especie animal. Costó mucho que se reconociera que las y los niños son seres humanos que tienen unas necesidades específicas y unos derechos que deben ser protegidos por encima de cualquier cosa. No fue hasta 1924, después de la Primera Guerra Mundial, donde se reconocieron oficialmente los derechos infantiles con la Declaración de Ginebra.

Lo mismo ha ocurrido con la psicología, las y los niños no han gozado de una psicología propia, y menos aún de una psicología clínica específica.

Anna Freud y Melanie Klein fueron las pioneras en crear un tipo de psicoterapia específica para niñ@s a principios del siglo XX. pero no ha prosperado como la terapia para personas adultas, ya que aún hoy en día el área de la Psicología Clínica Infantil, a secas, sigue siendo una especialidad minoritaria y marginal. La Psicología Evolutiva y la Educativa han tenido un largo recorrido por las implicaciones que han tenido la educación y la pedagogía en nuestra sociedad industrializada, la Psicología Clínica Infantil, sin embargo, sigue siendo una gran olvidada y desconocida. Esta especialidad se da como algo complementario de la psicología clínica para personas adultas en las diversas formaciones o postgrados de las variadas ramas de la psicología, pero no como algo diferenciado y digno de una formación propia.

Y todo esto ha acarreado consecuencias desastrosas para las y los niños que han tenido que sufrir la incompetencia de los psicólogos/as a los que les han llevado sus progenitores con toda la buena intención del mundo y una enorme impotencia para las personas que trabajamos exclusivamente en la psicología clínica infantil y tenemos una formación cualificada.

No comprendo cómo existe una clara diferenciación y esté ampliamente aceptado por todo el gremio que haya diferentes corrientes de la psicología clínica y que un profesional no pueda ser especialista en todas ellas, y sin embargo esté aceptado y se consienta que una misma persona atienda a personas menores y adultas cuando no tiene ni la cualificación ni la experiencia necesarias, ni las vaya a tener jamás por la incompatibilidad de ambas especialidades.

Y para prueba un botón. No hago más que ver anuncios de psicólogos y psicólogas que atienden parejas, adult@s, niñ@s, familias… y por que no existen más modalidades si no las incluirían también. Me parece que es un ejercicio de prepotencia e ignorancia creer que una misma persona reúne tantos conocimientos y experiencia que es capaz de tratar a todos esos colectivos, y un juego muy peligroso porque estamos tratando con la vida de las personas, con sus traumas, deseos, miedos etc. Y no me quiero olvidar de todos esos casos en los que han sentado a un/a niñ@ encima de una silla y su psicólogo le ha preguntado detrás de una mesa que cuál era su problema, cuando cualquier persona especialista en este campo sabe que sin el juego la terapia infantil es inviable e improductiva.

En fin, supongo que en este caso cada palo debe sujetar su vela, y que lo único que yo puedo hacer es trabajar de una manera lo más profesional posible y ayudar a que la psicología infantil y la Terapia de Juego sean reconocidas social y académicamente.

Lide Treku, psicóloga infantil y especialista en Terapia de Juego.

Una respuesta a “Cuando las niñas griten

  1. Totalmente de acuerdo! Abajo ya el corporativismo, maduremos y autocritiquémonos, nadie mejor que nosotrxs para hacer esa labor bien. Eskerrik asko Lide por el artículo y por tu trabajo.

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