Históricamente las personas menores de edad han sido vetadas de la asignación de derechos, ya que éstos se han ido concediendo de manera elitista, según el género, la raza, la edad o la especie animal. Costó mucho que se reconociera que las y los niños son seres humanos que tienen unas necesidades específicas y unos derechos que deben ser protegidos por encima de cualquier cosa. No fue hasta 1924, después de la Primera Guerra Mundial, donde se reconocieron oficialmente los derechos infantiles con la Declaración de Ginebra.
Lo mismo ha ocurrido con la psicología, las y los niños no han gozado de una psicología propia, y menos aún de una psicología clínica específica. Seguir leyendo «Cuando las niñas griten»